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Review: The Chronicles of Narnia: The Voyage of the Dawn Treader (2010)

2 out of 5

Summary: Un mundo supuestamente lleno de magia es retratado en una película génerica y carente de ella. Hay chispas por ahí y por allá, pero el fuego nunca surge.

The Chronicles of Narnia: At World’s End

La tercera entrega de las dichosas Crónicas de Narnia es también la tercera en fallar en darnos una buena aventura mágica. Lo cual no es noticia, la verdad.

Hace 5 años, Disney nos trajo una adaptación -la primera de una saga fílmica- de las novelas de C. S. Lewis acerca de este mundo ‘fantástico’ en el cual suceden cosas y gobierna un león. O algo así. El caso es que, aunque se agradecía el esfuerzo por imitar un éxito parecido al de Harry Potter o al de Lord of the Rings, la cinta ni se inmutó en darnos personajes memorables, ni ofrecernos una historia interesante. En resumen, fue una cinta olvidable que, de acuerdo, sí logró (a duras penas) establecer un mundo para una futura franquicia, pero estaba claro que necesitaría de una secuela mucho más profunda para subsistir. La taquilla fue positiva y Disney no dudó en poner en marcha una secuela pronto. Pero con ello, cometió un pequeño error, que resultó grande.

Prince Caspian llegó en verano de 2008 y su resultado fue dudoso, tanto crítico, como taquillero. En primer lugar, la cinta no incursionó en ningún terreno nuevo, y al contrario, decidió presentar a fin de cuentas más de lo mismo que habíamos visto ya antes, sólo que esta vez sin nieve y con un par villanos blandos y aburridos. Por si no fuera poco, Caspian fue sandwicheada por dos blockbusters taquilleros: Iron Man e Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull, las cuales le robaron mucha clientela como quien dice. El error que había mencionado de parte de Disney es que se empeñó en lanzar a su secuela como un tentpole seguro sin preguntarse siquiera si poseería el fanbase necesario para ello y arriesgándose con títulos más llamativos. Y es que en un principio Caspian esperaba estrenarse en diciembre 2007 -temporada de invierno- como su predecesora, pero les ganó el lugar The Golden Compass y temieron que aquélla les ganara. Pero bueno, Disney y Walden comenzaron entonces a planear otra secuela, para la cual Disney quería reducir el presupuesto -y Walden no-, y fue cuando surgió la disputa y Disney se retiró de la co-producción. Enctonces, llegó Fox, que ansiaba una saga fantástica.

¿Y qué hizo Fox? Bueno, increíblemente logró sacar adelante una tercera entrega de una saga que andaba exhausta en su comienzo apenas, pero el resultado, como siempre, dista mucho de ser un rescate propiamente dicho. De hecho, pareciera que a Fox no le importó la propiedad.

Voyage of the Dawn Treader ve el regreso de Lucy y Edmund Pevensie a Narnia, junto con su odioso primo Eustace, en donde suben a bordo del Dawn Treader, la nave en la que el ahora Rey Caspian viaja para conocer el paradero de unos ancianos amigos de su padre. Y de metido está también un ratón sin botas llamado Reepicheep, a quien supuestamente conocimos también en el filme pasado, pero yo no lo recuerdo. En nuestro mundo al parecer ha pasado otro año, y en Narnia han pasado tres años, lo cual no tiene mucho sentido porque lo que sí recuerdo de Prince Caspian es que habían pasado unos mil años creo, y en el mundo Pevensie (la Tierra) también había pasado uno, pero eso por lo visto no es problema del filme. Y no, no leí los libros.

De entrada parece que todo va bien. No hay dos hermanos mayores (Susan y Peter) molestos estúpidamente escritos, ni actores incapaces de actuar como ellos. Y a simple vista parece que tampoco nos tenemos que tragar esta vez animales parlante salvo el mencionado y mentado ratón y un minotauro que anda por ahí sin explicación alguna. El inicio es abrupto, y no nos deja conocer bien la relación de Eustace con sus primos amantes de Narnia, pero considero que es correcto dado que nadie viene a ver una cinta así para ver una casa inglesa en plena Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, lo bueno aguanta poco. El primer destino de la embarcación es una isla que al principio parece desolada, pero luego -¡sorpresa!- aparecen unos guerrilleros que atacan a Caspian y compañía y los encarcelan. Y la isla retoma la actividad de una vida cotidiana. Caspian se da cuenta que en su celda no está solo, y descubre al primero de los siete vejetes del rey. Éste le cuenta que tiene que juntar las 7 espadas especiales pertecientes a cada uno de ellos, las cuales están regadas por todas las islillas de la zona y fueron regaladas por Aslan, el Dios de Narnia. A partir de toda esta escena, desde que llegan a esta isla poblada hasta la mitad del filme, más o menos cuando Eustace se convierte en bestia, es seguro afirmar que Voyage of the Dawn Treader es un desastre rotundo. El diálogo terrible, unas peleas de espadas de lo más genéricas y aburridas posible, una trama sin sentido, una edición espantosa, y hasta un diseño y nivel de producción (maquillaje, vestuario, sets) de una cinta proveniente de un estudio menor. Incluso los efectos visuales se sienten apagados y no muy bien pulidos. Qué vergüenza, la verdad. Yo sólo esperé que la película acabara ya.

La cinta parece jalar al barquillo de una isla a otra sin conexión verdadera. Dejamos una isla sin siquiera obtener una conclusión coherente de ella, y nos vamos a otra. Entiendo, por lo que intenta la película, que cada isla es una especie de moraleja cristiana, pero realmente la única que ligeramente nos da una es la del oro, en la que Caspian y Edmund tienen una discusión sobre el liderazgo de la misión que casi me hace vomitar. ¡Vaya manera de ganar nuevos adeptos a su franquicia, Walden!

La segunda isla no es mucho mejor. Nos encontramos a uns seres invisibles que tan sólo quieren ser vistos sin importar su fealdad estética. Para ello hay un libro mágico con hechizos para todo, según, lo cual no es cierto, porque dicho libro no parece incluir ningún encantamiento para mejorar la cinta. En la misma isla, un señor -un mago al parecer- les informa que deben seguir una estrella azulosa, y les advierte que a lo largo del camino a cada uno de ellos lo tentará el lado oscuro de la fuerza. El mal, pues.

Y es muy obvio el camino que quiere seguir la película, en donde el verdadero villano por así decirlo son estas luchas internas de cada uno de los personajes. Bueno, no cada uno, pero sí Lucy, Edmund, Caspian y Eustace (el ratón es perfecto al parecer). Así, y apegándose a sus principios cristianos, la cinta nos quiere hablar de la autoestima, la avaricia, la madurez, y el rencor, entre otras cosas, pero lo hace de manera muy vaga, sin ningún tipo de resonancia real. Elementos cuyo potencial de explotación para drama era muy alto pero los guionistas se van por la idea de que a los niños no les interesa eso.

Como dije, a la mitad de la cinta, la calidad mejora, pero es un hecho que no puedes acabar grandiosamente si de entrada escuchaste el pitido de salida muy tarde. Sí hay un esfuerzo por terminar de una manera satisfactoria la historia -y posiblemente concluir la saga tempranamente-, pero no puede tomarse en serio después de una catástrofe de 50 minutos.

Lo que sí se tomaron en serio los realizadores fueron los elementos religiosos, puestos de manera tan poco sutil, que realmente molestan. Bien, sabemos que los libros también, pero existe esa frase llamada ‘tomarse libertades creativas’. No tenemos que ver a un león afirmando ser Dios (demasiado pretencioso), y que gobierna un país cuyo nombre podemos divinar fácilmente: el paraíso, a donde sólo los de buen corazón pueden ir. Y dado que la rata es el personaje sin defectos de la cinta, él es el único que puede accesar a tal edén. Luego está ese rollo de la mesa con las espadas, la Última Cena de Aslan. Y además hace milagros el león, algo que en Narnia se conoce como magia («no preguntes»). Y sin contar que resucitó hace dos películas (¡de eso sí me acuerdo!).

Al final de todo, la subtrama que toma más fuerza es la de Eustace y su ‘transformación’ tanto física como espiritual. No que sea algo conmovedor, pero es la más pulida, aunque igual de desabrida que el resto. Y es que este filme está estructurado a base de subtramas, las cuales convergen en cierto punto (o eso era a lo que querían llegar los guionistas) y de ahí surge la trama principal. Una buena estructura, mal planificada y realizada.

Las actuaciones no sobresalen, pero tampoco dan asco. Georgie Henley (Lucy) intenta con lo mejor de su inocencia darle alma a la cinta, pero es precisamente esta inocencia la que hace un tanto incoherente su lucha interna. Skandar Keynes (Edmund), ya con un personaje más maduro y simpático, hace un intento por darnos ese protagónico imperfecto, pero agradable con dotes heroicos. Ben Barnes (Caspian) repite papel y lo luce tanto como la vez pasada, de manera que a veces te olvidas de que es rey. Eso debe costar trabajo. Will Poulter (Eustace) actúa decentemente como una persona odiosa y llena de defectos que cambia conforme avanza la aventura, pero nos hace preguntarnos si de verdad puede tomar el lugar de los Pevensie de haber una secuela más.

Pero la verdadera actuación, y la verdadera protagonista es la Bruja Blanca (Tilda Swinton) en un papel memorable que dura en pantalla unos 10 segundos, exagerando. Es lo mismo que hicieron en Prince Caspian, traer de vuelta a la villana para ayudar a vender la película, aunque sea un poco más. Aquí -en serio, es de aplaudirse- lograron encontrar un momento para meterla y darle, supongo, más aire de franquicia a esto, y mi pregunta es: ¿PARA QUÉ? ¿Qué puede hacer Tilda en esos escaso segundos? ¿Qué puede aportar el personaje en ese tiempo? Y lo peor, es que la ponen en los postersy trailers como si fuera alguien importante en la trama. Ah, y también hay que tragarnos unos segundos las caras de Peter y Susan los molestos hermanos mayores.

La tercera entrega de Narnia carece aún más que sus predecesoras de esa imaginación indispensable para obras fantásticas, y eso es lamentable. El viaje tampoco es estupendo, ni tiene sensación de aventura. Tampoco es un naufragio, pero la verdad sea dicha, la saga fílmica agoniza, tan así que es dudable su continuación en este punto. No tuvo números de taquilla bajos, pero en comparación a las otras sí, y en el mundo de negocios eso representa una decepción que no llegó a los resultados esperados. Voyage of the Dawn Treader es medio tediosa de aguantar, por muchos momentos aburrida, y nos deja esperando también ver esa chispa, esa estrella azul -como la que buscan sus protagonistas- llegar en algún momento. Pero nunca llega…